Capítulo
3: Sus arrugas
Abrió
la furgoneta y vio a Luke durmiendo entre pistolas y cámaras. A su
lado apareció Jean, su amigo periodista que compartía con él una
afición muy sangrienta. Mientras que hablaban fuera de la furgoneta,
Luke se despertó. Escuchó como hablaban:
-¿Qué
hace ese niño en la furgoneta?
-Le
he encontrado hurgando dentro y no me quedaban más opciones.
-No
importa, espero que a ti tampoco te parezca mal que me haya traído a
la novia de mi hermano.
-¡Hum!
¿Ya estás metiéndote en líos? Esta aldea es la prioridad ahora
mismo. Prepara las armas para entrar.
-Sigo
sin entender porqué no te conformas con esto, también quieres
destruirla.
-Que
iluso eres. A la gente no le interesa una portada que diga:
Se
encuentra una aldea indígena.
Les
interesa algo más interesante como:
Unos
guerreros indígenas atacan a dos reporteros y luego queman sus
cuerpos.
-Si,
me parece un plan increíble. Menos porque yo no quiero que me
quemen.
-Tranquilo,
nosotros quemaremos los cuerpos de la novia de tu hermano y el niño,
para así poder contar una noticia mucho más impactante.
Luke
abrió los ojos platos y comenzó a temblar. Tenía que sacar a Mar
de allí fuese como fuese.
Los
dos periodistas entraron en el poblado despacio y pacíficamente para
poder así hacerse con la confianza de los indígenas.
Luke
se levantó dentro de la parte trasera del coche y empezó a empujar
la puerta para salir. Puesto que no se abría bajó las manos y rozó
su bolsillo. Notó una llave en su interior, la sacó para ver de
cual se trataba y sus labios se arquearon formando una esplendida
sonrisa. Cerró los ojos y su mano se empezó a calentar, la colocó
contra la cerradura y la fundió.
Sacó
del descapotable a Mar y se la llevó, ya despierta, al poblado para
salvar a sus habitantes. Luke le contó que Azur no era ese, sino su
hermano, y también lo de la portada con sus muertes. Un chico les
recibió sonriente junto a la primera cabaña del pueblo.
-Hola,
soy Enai. ¿Venís buscando algo?
-Necesitamos
ver a la persona que está aquí al mando. Corréis peligro.-Dijo Mar
muy alterada-.
-Está
en la cabaña del centro, ¿Qué ocurre?
-Es
largo de contar, apártate.
...
-Luci,
¿estás segura de que es por aquí?
-Pues
claro, además estamos buscando indígenas, no un centro comercial.
-Está
bien.
-Oye,
lo que me contaste de esas llaves... ¿Cómo es que te ocurre si no
la tienes?
-Puede
que de tanto usar ese poder, esté empezando a convertirme en eso.
-¿Con
eso te refieres a la mujer antorcha?
-No,
a alguien que sabe cambiar la temperatura de su cuerpo.
-Pero
no controlarla.
-Sí,
eso pasaría si tuviera la llave. Espero que le esté sirviendo a
Luke.
...
Luke
y Mar entraron en una especie de sala tropical decorada con hojas y
flores, acompañados de Enai.
Un
hombre muy viejo les esperaba sentado en su trono.
-Buenas
noches, Abuelo. –Dijo Enai retirándose de la sala-.
-¿Qué
queréis? ¿Venís con los nuevos invitados?
-¿¡Invitados?!
Esa gente os va a matar junto con nosotros para ganarse una buena
exclusiva. –Le gritó Mar-.
-Silencio...
No he pedido tu opinión sobre esa gente. Tengo 113 años y ya se
distinguir a la gente buena de la mala.
-¿Es
que no va a hacer nada al respecto? –Dijo Luke desesperado-.
-No
es necesario actuar contra ellos. Somos más fuertes.
-No,
no lo somos. Ellos tienen armas...
Tras
esto entraron en la sala. Se acercaron al anciano y sin dudarlo
dispararon contra él.
Una
bala atravesó su pecho, que se cerró inmediatamente después del
disparo. Ese hombre ya había dominado la rosa, o por lo menos, Luke
solo encontraba esa explicación.
Jean
empujó a Luke contra Mar e hizo que se le cayese la llave de las
manos. Agarró con fuerza la llave y sintió su poder. Sus ojos se
iluminaron y se acercó más al anciano.
Con
una fría sonrisa en su cara, colocó la mano sobre su frente
quemando su cuerpo por completo y creando un último aliento para el
jefe de esa tribu. Antes de morir, Mar y Luke escucharon desde el
suelo.
-Se
acabó. Teníais razón... Una llave no puede vencer el poder de...
otra...
Después
de escuchar esto, salieron corriendo del poblado, agarraron a Enai y
le contaron lo sucedido. Este les llevó a la selva de nuevo para
hablar.
-Tenéis
que salir de aquí, dirigíos a Tiara. Es un lugar seguro.
-Pero
tenemos que coger la llave.
-Eso
es imposible, la intentaré coger, pero mientras tanto id a donde os
digo. Por favor. Os la haré llegar.
Luke
le dio las gracias y corrió junto con Mar escapando de las llamas
que ya cubrían la aldea.